Friday, January 20, 2006

Felices

¿Porqué esta rabia?
¿Envidio las risas en los niños? ¿qué hay en el llanto de los recién nacidos que hace que mi cabeza resuene con blasfemias y gritos?
He tenido tiempo para pensarlo, encerrado en mí mismo, he de confesar que no envidio su felicidad de ovejas, sus sonrisas como balidos, sos ojos entrecerrados, sus estómagos conformes con pasto, su obediencia a las flautas, a los silbidos.
Como mucho, merecen la misma muerte de las ovejas: rápida e inesperada. Pero quieren más, son ovejas codiciosas, anhelan una muerte suave y controlada, rodeados de quienes los han rodeado toda la vida, y aún más, siempre más: quieren más vida, no les importa que no la conozcan, que no sea más que una media vida, vivos sin cuerpo (como si fuera diferente a estar muerto sin alma).

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