Wednesday, September 05, 2007

Las esposas (II)

A veces, mientras escribo, miro las marcas que han dejado en mis manos. Rojas. Mordiscos de metal. Las acaricio. A veces me duelen los hombros, el cuello. Los aquellos que las precisan, ¿les dolerán los hombros, también?
Ejercicio: coloca las manos, juntas, en la espalda, las muñecas unidas, media hora, una hora, dependiendo de cuántas ganas tengas de sentir conmigo. ¿Sientes las cosquillas? La falta de circulación, los músculos del cuello se tensan.
Volvemos a las bien definidas constricciones de seda, las marcas son menos evidentes. Prueba, otra vez, ahora extiende los brazos, tensos, pero no demasiado, digamos que el codo aún puede lograr un ángulo de 120 grados, ahora, tu espalda se arquea. (Imagínate cualquier película de exorcismo)
Dolor, claro. ¿Hay más?

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