Monday, August 07, 2006

De 'La llama doble'

Vivimos con fantasmas y nosotros mismos somos fantasmas. Para salir de esta cárcel imaginaria no hay sino dos caminos. El primero es el del erotismo y [...] termina en un muro. La pregunta del amanta celoso, ¿en qué piensas, qué sientes?, no tiene sino la respuesta del sadomasoquismo: atormentar al otro o atormentarnos a nosotros mismos. En uno y en otro caso, el otro es inaccesible e invulnerable. No somos transparentes ni para los demás ni para nosotros mismos. En esto consiste la falta original del hombre, la señal que nos condena desde el nacimiento. La otra salida es la del amor: la entrega, aceptar la libertad de la persona amada. ¿Una locura, una quimera? Tal vez, pero es la única puerta de la cárcel de los celos. Hace muchos años escribí: el amor es un sacrificio sin virtud; hoy diría: el amor es una apuesta, insensata, por la libertad. No la mía, la ajena.
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Lástima que haya muerto. ¿Porqué nadie le enseña estas cosas a uno?

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

El pañuelo que pierde Desdémona que aprovecha Yago para seguir abriendo la grieta de los celos. El pañuelo tan íntimo como la ropa interior; el pañuelo que le regaló la madre de Otelo como amuleto de la buena suerte, todo perdido o entregado a las manos de Casio. Ha sido engañado. Debe morir. Y así, destrye lo que más ama.

Friday, 06 October, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Uno siempre, o casi siempre, termina destruyendo lo que más ama en un afán ultraracionalista por entenderlo todo: la descomposición de lo abstracto destruye lo inefable...

Friday, 06 October, 2006  

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