El mar invisible / Bahia de Banderas
Hay sensaciones que se quedan pegadas al corazón, que, de alguna manera, sabes que nunca olvidarás. Dormir, por ejemplo, escuchando el romper de las olas contra la playa, a unos metros de ti. Despertar en medio de una tormenta eléctrica. Espiar a los delfines. El vértigo indescriptible de un barco a alta velocidad, el deseo de sumergirse en la hermosa masa verdeazul salada. Qué ganas de saltar.
Óleo: A. Hatzacorsian
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Pausas I
¡El mar, el mar!
Dentro de mí lo siento.
Ya sólo de pensar
en él, tan mío,
tiene sabor de sal mi pensamiento.
José Gorostiza (1901-1973)
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