Saturday, April 15, 2006

Inquietud


Hay nubes y la luz se apaga. Hay que reunirse, agruparse. Acercarse a la compañía de los tuyos. Recogerse. El momento del beso vespertino que mucho tiene de oración, de agradecimiento porque estamos todos, un día más. Llegan todos, uno a uno, se limpian, se sacuden la suciedad de la ciudad -hay tanto que sacudirse, todos los días. Cierran sus ojillos brillantes, canicas de vidrio. Murmuran sin mirarse. El reconocimiento es táctil. Sus cuellos se hunden. El frío los mantiene alerta. Debajo de sus pies, la corriente mortal es inocua. Desaparecen, la noche se los lleva. El ruido debajo es la música de fondo que se apaga cuado se quedan dormidos. Una canción de cuna.

Óleo: A. Hatzacorsian

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