Vista Marina
La plata que en verdad es sangre escurre goteando. Hay un rostro escondido en este mar, y no es el de Ulises; tampoco es de sirenas. Helena, la puta que lo comenzó todo, teje junto a Penélope, pero ninguna acaba de comprender esas curvas que salen de sus ruecas, esos surcos líquidos que se revuelcan en carcajada y transitan por el mundo de caracolas. El mar brilla y le presta sus colores al mundo. Deslumbrados, los dioses descansan y beben vino con agua. El Partenón está en ruinas, pero las columnas que sostienen al útero que los contuvo se llaman olas, y están hechas de espuma, que es, como todos los inmortales saben, el único material divino.
Óleo: A. Hatzacorsian
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